Mitos y realidades del Cannabis Medicinal

LA MEDICINA “VERDE” ¿PANACEA O FANTASÍA? NI UNO, NI OTRO

¿El tratamiento con cannabis medicinal causa adicción? ¿Si me recomiendan un tratamiento con cannabis, sólo se puede inhalar? ¿El CBD es lo ideal para dormir y el THC siempre te pone ‘high’? Son incontables los mitos que han surgido en torno a la planta de cannabis y, conforme avanza la legalización y regularización del cannabis en usos médicos y lúdicos, cada vez son más las dudas que surgen al respecto. Muchos se han ido desmintiendo –o perpetuando– sobre todo en torno a su uso lúdico, pero ¿los mitos sobre la llamada “medicina verde”? ¿Es realmente la panacea, capaz de curar el cáncer, o una fantasía que convertirá en adicto al enfermo? Ni la una, ni la otra. La Dra. Mafer Arboleda aborda los 5 mitos más extendidos al respecto y nos aclara qué es cierto y qué no sobre esta medicina del futuro.

 

1. “Solo quien ha fumado marihuana tiene cannabinoides dando vueltas en su cuerpo”

Al preguntarle al público en diferentes conferencias y audiencias, ¿quién tiene cannabis en su cuerpo en este momento? muy pocos o ninguno levantan la mano; y al que levanta la mano todos lo voltean a ver, lo que nos indica que aún existe un estigma social importante cuando se habla de cannabis, inclusive para fines medicinales. Ahora bien, comprensible ante una sociedad que ha crecido en una era prohibicionista del cannabis.

En realidad, todos tenemos cannabinoides en nuestro cuerpo, que producimos de manera natural por parte de nuestro organismo. Estos “cannabinoides endógenos” se crean a través de un sistema que tenemos todos los seres humanos y animales vertebrados, que se conoce como el sistema endocannabinoide. Este importante sistema, descubierto y descrito en los años 90, está compuesto por: 1. Receptores que se ubican a nivel cerebral y en tejidos periféricos, 2. Cannabinoides endógenos o endocannabinoides como la anandamida, y 3. Enzimas (proteínas) que producen y que degradan a estos cannabinoides endógenos.

¿Y para qué sirve este sistema en nuestro cuerpo?  Realmente es un sistema fascinante, que nos mantiene en equilibrio y produce lo que en medicina se conoce como homeostasis. Se ha visto que el sistema endocannabinoide participa en conjunto con otros sistemas del cuerpo como el sistema cardiovascular, sistema inmunológico (defensas), sistema digestivo; se ha visto implicado en las vías que se relacionan con el dolor, el estado del ánimo, la memoria, la forma como aprendemos, el desarrollo y densidad ósea, la capacidad de estar dormidos o despiertos que se conoce como el ciclo sueño-vigilia, entre otros.

2. “El cannabis medicinal es un medicamento milagroso y sirve para todo el mundo”

Esto es un mito. El cannabis no es un medicamento milagro ni la panacea que nos va a solucionar todos los problemas médicos.  Hoy sabemos que el cannabis medicinal es un tratamiento individualizado y una herramienta útil para controlar los síntomas que producen algunas enfermedades tales como el dolor crónico, la epilepsia refractaria, la esclerosis múltiple, las náuseas y el vómito secundarios a la quimioterapia, la ansiedad, la falta de apetito en pacientes con VIH y cáncer, entre otras.

Por otra parte, es fundamental recordar que el cannabis medicinal no es para cualquier persona, y que tiene indicaciones y contraindicaciones específicas.  Es decir, que hoy en día hay pacientes que no deberían estar consumiendo terapias a base de cannabinoides.  Por ejemplo, pacientes con enfermedades cardiovasculares descontroladas tales como arritmias, hipertensión arterial no controlada y antecedentes recientes de infartos de miocardio, entre otras, no deberían consumir productos donde predomine el THC.  De igual forma, pacientes con enfermedad psiquiátrica descontrolada como esquizofrenia, episodios psicóticos y trastorno bipolar, entre otros, tampoco deben consumir productos ricos en THC.

Finalmente, los pacientes menores de 18 años tampoco deben consumir productos enriquecidos en THC pues puede afectarse su desarrollo neurocognitivo e incrementar el riesgo de desarrollar trastornos por consumo de cannabis. Sin embargo, en población pediátrica sí es posible utilizar productos donde predomine el CBD, por ejemplo, en casos de epilepsias refractarias.  Se debe hacer una selección precisa del paciente, del tipo de cannabinoide y su vía de administración, por parte de un médico especializado en el uso de estas terapias.

3. “El cannabis cura el cancer”

Es frecuente que en redes sociales y páginas de Internet se encuentre información imprecisa y noticias falsas relacionadas con que el cannabis medicinal cura el cáncer.  Vamos a aclarar este punto de la forma más precisa posible: a la fecha no hay estudios clínicos en humanos que demuestren que el cannabis medicinal produce efectos curativos. Si bien es cierto que se ha explorado el efecto anticáncer del cannabis en estudios preclínicos (es decir, en animales y tejido celular), todavía hace falta mucha investigación sobre el efecto curativo del cannabis en humanos.

En ese sentido por ahora sólo se cuenta con un estudio muy específico realizado en España con nueve pacientes que padecían de un tipo de cáncer a nivel cerebral (Glioblastoma Multiforme), a quienes se les infiltró THC a través de un catéter a nivel cerebral (es decir, directamente en el tumor).  Aunque se observaron signos de reducción en el crecimiento del tumor, no hubo un impacto en la supervivencia; es decir, todos los pacientes fallecieron a los pocos meses. Por lo tanto, todavía no es posible afirmar que el cannabis medicinal tiene efectos curativos en pacientes con cáncer. Esto, en lugar de desalentar, refuerza la importancia de desarrollar más investigaciones clínicas que permitan dar respuesta certera a este tema.

Lo que sí hace el cannabis medicinal en los pacientes con cáncer, es ayudar a controlar de forma complementaria los síntomas que produce esta enfermedad tales como el dolor, la ansiedad, el insomnio, la falta de apetito y/o algunos de los efectos ocasionados por los tratamientos como las náuseas y el vómito secundarios a la quimioterapia.  

4. “El cannabis medicinal produce adicción

En este punto es fundamental diferenciar entre el uso del cannabis medicinal versus el uso recreativo. Hasta el momento no se tienen cifras del riesgo de desarrollar este trastorno por consumo de cannabis cuando se utiliza el cannabis para fines medicinales.  Lo que sí es posible afirmar es que, debido a que en la práctica clínica se utilizan dosis tan bajas de THC, la probabilidad de desarrollar este problema es cercano a cero.  Al tener un uso supervisado y controlado por un médico especialista en este tipo de tratamientos, no se han observado casos de trastornos por consumo de cannabis.

Por otro lado, en cuanto al consumo recreacional, el uso de altas concentraciones de cannabis (principalmente THC), produce un impacto sobre el sistema de recompensa, impulsividad, aprendizaje y memoria a nivel cerebral. Cifras de hace más de 5 años establecen que 1 de cada 10 adultos pueden desarrollar adicción al consumir altas concentraciones de cannabis, sobre todo en quienes empiezan más jóvenes durante la adolescencia, y en quienes existe un consumo frecuente.

En la actualidad, se habla de una condición médica que se conoce como “Trastorno por Consumo de Cannabis”, la cual tiene criterios diagnósticos específicos relacionados con uso problemático de cannabis1.Hoy se sabe que, la probabilidad de que alguien que consume cannabis de forma crónica y en altas cantidades (para fines recreativos) haga una transición a un trastorno por consumo de cannabis, es de alrededor del 30%.

5. “El cannabis medicinal es completamente inofensivo y al ser derivado de una planta no produce efectos secundarios

Este también es un mito frecuente.  Hoy sabemos que el cannabis medicinal sí puede producir efectos secundarios que en la mayoría de los casos se clasifican como leves a moderados. Adicionalmente, estos efectos negativos se relacionan con las dosis que se administren ya sea de THC o de CBD.  Aunque ambos pueden producir efectos secundarios, la mayor parte de efectos se relacionan con las altas dosis de THC.

Los efectos secundarios más frecuentes relacionados tanto con el THC como con el CBD son mareo, somnolencia (sensación de sueño durante el día) y sentir la boca seca.  Estos efectos generalmente van desapareciendo con los días, a medida que el cuerpo asimila o hace tolerancia a estos cannabinoides. Por este motivo es tan importante que siempre se inicie el tratamiento con las dosis más bajas posibles, para posteriormente incrementarlas lentamente (titular la dosis) hasta alcanzar los efectos terapéuticos deseados.

Ahora bien, a medida que se incrementan las dosis de THC es posible encontrar efectos como taquicardia, ansiedad, hipotensión (baja en la presión arterial), dolor de cabeza, y ya a concentraciones más altas, se puede llegar a producir sensación de euforia e inclusive psicosis y paranoia. Sin embargo, observar estos efectos a dosis tan bajas de THC como las que se utilizan para fines medicinales es algo sumamente raro.

Por otra parte, a medida que se incrementan las dosis de CBD se pueden producir efectos secundarios como diarrea, hipotensión, fatiga, y en algunos casos de dosis muy altas se ha observado elevación de enzimas producidas por el hígado conocidas como AST y ALT.

Finalmente, es fundamental tener en cuenta que debido al metabolismo hepático del THC y del CBD, síes posible observar interacciones farmacológicas entre los cannabinoides y otros medicamentos si se administran al mismo tiempo. Por ejemplo, hay que tener precaución cuando se administra el CBD al tiempo con medicamentos antiepilépticos como el clobazam y/o el ácido valproico. Así mismo, es posible observar interacciones al administrar anticoagulantes como la warfarina de forma simultánea con cannabinoides.  Por este motivo, debe ser el médico entrenado en esta materia, quien recomiende el tratamiento con cannabis medicinal y quien realice la supervisión y el monitoreo de esta terapia complementaria para evitar complicaciones y efectos secundarios.