¿SE PUEDE UTILIZAR?
Desde hace algunos años ha comenzado un boom sobre el uso de cannabis en mascotas, ya sea en gotas, galletas o premios, y cada vez existen más productos a base de esta planta para el control de ciertas enfermedades en el contexto de la medicina veterinaria, pero ¿realmente es bueno darle cannabis a un perro o gato?
Históricamente, se tienen registros[1] de que en la antigua Grecia se usaba el cannabis para curar las heridas, infecciones parasitarias y cólicos en caballos; incluso, el primer modelo anestésico en estos animales se hizo con mezclas que contenían cannabis en el año 500 A.C. Antes de 1900 había evidencia empírica del uso de cannabis en animales, principalmente para caballos y vacas. Por otro lado, debido a la era prohibicionista del cannabis en la que hemos crecido, las primeras investigaciones que se hicieron en animales, en los 70s, buscaban satanizar la planta y ejemplificar que, a través de esta los animales se intoxicaban, lo que ha otorgado poca luz sobre la posibilidad de sus efectos terapéuticos.
Al igual que los humanos, todos los animales vertebrados cuentan con un sistema endocannabinoide con receptores CB-1 (encargados de los procesos cerebrales) y CB-2 (en el sistema inmunológico y en órganos periféricos), cannabinoides endógenos y enzimas o proteínas que sintetizan y degradan a estos endocannabinoides. En el caso de los animales no humanos, se utilizan principalmente productos enriquecidos en cannabidiol (CBD) que interactúan con este sistema endocannabinoide, los cuales se caracterizan por contener bajas concentraciones de delta-9-tetrahidrocannabinol o THC, el cual podría resultar tóxico en algunos contextos de la práctica veterinaria, diferente a lo que ocurre en la medicina humana.
Además, vale la pena tener en cuenta que las dosis de cannabinoides que se utilizan en veterinaria difieren de las que se administran a pacientes humanos.
Las principales afecciones en las que se puede emplear el CBD en animales son:
Inflamación
Debido a que el CBD comparte rutas metabólicas con medicamentos antiinflamatorios (AINE), cada vez hay más evidencia que apoya la administración de CBD para el alivio de procesos inflamatorios, como es el caso de artritis (osteoartritis canina) o enfermedad inflamatoria intestinal.
Dolor
De acuerdo con un estudio reciente[2], se ha visto que el aceite enriquecido en CBD puede ser un importante aliado como antiinflamatorio en perros que sufren osteoartritis, así como tratamiento complementario que apoye en el control del dolor. Así mismo, puede ser útil para el manejo del dolor de espalda por afecciones de los discos intervertebrales, dolor neuropático u otros tipos de dolor crónico.
Convulsiones
Además de ser uno de los componentes más usados en seres humanos para controlar las crisis convulsivas en epilepsias refractarias, se ha observado en algunas investigaciones que la administración de CBD puede ser efectivo para disminuir la intensidad y frecuencia de las convulsiones en perros diagnosticados con epilepsia idiopática farmacorresistente.[3], [4]
Por qué se está usando el cannabis según encuestas:
Una encuesta[5] realizada a “dueños” de mascotas mostró que estos administran CBD (sobre todo derivado de cáñamo o ‘hemp’) a perros principalmente para aliviar ansiedad y mejorar calidad de sueño. En el caso de gatos, se utiliza más comúnmente para reducir la inflamación y mejorar la calidad del sueño. Los principales efectos secundarios fueron somnolencia e incremento de apetito.
Así como es auxiliar en el tratamiento en perros, gatos y caballos, el cannabis se ha utilizado en animales exóticos como: jaguares, hienas, nutrias, reptiles, aves. Bajo ciertos efectos y metodologías se ha demostrado que funciona en estos animales.
UNA INDUSTRIA EN CRECIMIENTO
Hoy en día, múltiples compañías comercializan comestibles y cápsulas con derivados del cannabis, principalmente enriquecidos en CBD (generalmente derivado de cáñamo). De acuerdo con un reporte, las ventas de productos de cannabis desarrollados para mascotas incrementaron en un mil por ciento entre septiembre de 2016 a 2017, con un incremento significativo en las acciones de estas compañías hasta en un 122% entre enero y septiembre de 2017.
Es importante resaltar que el uso de cannabinoides en medicina veterinaria es ilegal en la mayoría de los países, principalmente por la falta de evidencia científica. En el caso de Canadá, por ejemplo, la Asociación Canadiense de Veterinaria no aprueba el uso de cannabinoides y los médicos veterinarios no están autorizados para prescribir cannabis a mascotas debido a que aún hacen falta estudios que aclaren el panorama sobre la efectividad y seguridad de los tratamientos a base de cannabinoides. De igual forma, en los Estados Unidos de América, la Food and Drug Administration (FDA) no ha aprobado productos a base de cannabinoides para uso médico en veterinaria.
Sin embargo, esto no ha detenido a los “dueños” de mascotas para darles cannabis medicinal. Desafortunadamente, muchas veces se hace sin supervisión de un especialista, lo que puede ocasionar intoxicación en el animal. De hecho, la Pet Poison Helpline[6] reportó que entre 2011 y 2017 hubo un incremento de 448% en intoxicaciones por marihuana. En la mayoría de los casos, la intoxicación por cannabis ocurre en perros y se da por consumo/ingesta accidental o por exposición a la marihuana fumada.
Como se ha mencionado antes, el uso de cannabis debe ser administrado por un personal calificado en la materia que pueda recetar la dosis adecuada para el animal no humano, así como de productos certificados que avalen el contenido. Aunque se ha demostrado que es efectivo para el tratamiento de ciertas enfermedades, aún falta investigación y un marco regulatorio que sustente su uso.
BIBLIOGRAFÍA